11 mayo 2014

De princesas guerreras..

Imagen de Nicoletta Ceccoli
 
Se espera que con los años los cuentos de hadas se marchiten en un lugar cerrado del alma. Ese rincón en donde duermen los sueños, las cosas más puras y bellas, que sólo la mente blanca de un niño puede imaginar. Ese rincón que va cerrando poco a poco la puerta y un día la vida termina por fin dando el último portazo y tira la llave al mar. Un mar de sensatez, de racionalidad, un mar adulto, profundo, y helado..
 
A las almas que mantenemos esta puerta abierta nos da vergüenza que se vea la tímida luz que se cuela por ella. Sabemos que puede ser tomado como un signo de inmadurez, de ingenuidad, incluso debilidad. Disimulamos. Me pongo el traje de mujer adulta, al inicio de la treintena, profesional, mujer moderna, progresista y sin miedos. Entrenada para salir a la calle, comerse el mundo y matar a la princesa que juega en su escondite. Pero ella es más fuerte. Siempre lo es.
 
La princesa que vive ahí escondida me dice que no me dé miedo seguir creyendo en príncipes azules. Se alimenta de sueños, de sonrisas sinceras, de gestos inequívocos y ancestrales, de esa fuerza que mueve el mundo desde el inicio de los tiempos. Le gustan los besos que rozan la comisura de la boca, con una mano suave posada en la otra mejilla. Ojos cerrados. Las miradas calladas. Cosquillas en la nuca. Noches mediterráneas de arenas blancas.
 
El ajetreo diario quiere destruirla. El amor de barra, el deseo con prisa, miradas vulgares y besos amnésicos.
Pero ella lucha. Es una princesa guerrera. Adulta, profesional, moderna, progresista y sin miedos. Sabe lo que quiere y no se conforma con menos.
 
Busca el amor sin medida, el príncipe valiente, los sueños eternos.
Tan sencillo como eso. Desde el inicio de los tiempos....