28 enero 2008

El secreto de la felicidad



Ha caído en mis manos un libro que no dejo de preguntarme cómo no lo había leído antes. Pero pienso, sin embargo, que ha llegado en el momento justo. Ahora que estoy tranquila, con tiempo libre, y aguardando un cambio importante en mi vida.. se me presenta como una oportunidad para reflexionar, descubrir, y no dejar atrás mi "leyenda personal". Seguro que lo conoces, y me apostaría algo a que lo has leído (si no, anque aún voy por la mitad, te lo recomiendo).. se trata de "El Alquimista", de Paulo Coelho. Cada página es un regalo, y casi a cada párrafo he de pararme para interiorizarlo, reflexionar sus palabras, disfrutarlo.. Lo voy leyendo a sorbitos.. y así llevo algunos días viajando por el desierto con su protagonista, siguiendo, al mismo tiempo, mis propias estrellas. Tengo una sensación como si me hablara directamente. Quiero dejarte hoy aquí una de las historias que cuenta...

...-No te olvides de que todo es una sola cosa. Y, sobre todo, no te olvides de llegar hasta el fin de tu Leyenda Personal.

Antes, sin embargo, me gustaría contarte una pequeña historia:

"Cierto mercader envió a su hijo con el más sabio de todos los hombres para que aprendiera el Secreto de la Felicidad. El joven anduvo durante cuarenta días por el desierto, hasta que llegó a un hermoso castillo, en lo alto de una montaña. Allí vivía el sabio que buscaba.

Sin embargo, en vez de encontrar a un hombre santo, nuestro héroe entró en una sala y vio una actividad inmensa; mercaderes que entraban y salían, personas conversando en los rincones, una pequeña orquesta que tocaba melodías suaves y una mesa repleta de los más deliciosos manjares de aquella región del mundo. El sabio conversaba con todos, y el joven tuvo que esperar dos horas para que le atendiera.

El sabio escuchó atentamente el motivo de su visita, pero le dijo que en aquel momento no tenía tiempo de explicarle el secreto de la felicidad. Le sugirió que diese un paseo por su palacio y volviese dos horas más tarde.

Pero quiero pedirte un favor- añadió el sabio entregándole una cucharilla de té en la que dejó caer dos gotas de aceite-. Mientras caminas lleva esta cucharilla y cuida de que el aceite no se derrame.

El joven comenzó a subir y bajar las escalinatas del palacio manteniendo siempre los ojos fijos en la cuchara. Pasadas las dos horas retornó a la presencia del sabio.

¿Qué tal?- preguntó el sabio-. ¿Viste los tapices de Persia que hay en mi comedor? ¿Viste el jardín que el Maestro de los Jardineros tardó diez años en crear? ¿Reparaste en los bellos pergaminos de mi biblioteca?.

El joven, avergonzado, confesó que no había visto nada. Su única preocupación había sido no derramar las gotas de aceite que el sabio le había confiado.

Pues entonces vuelve y conoce las maravillas de mi mundo- dijo el Sabio-. No puedes confiar en un hombre si no conoces su casa.

Ya más tranquilo, el joven cogió nuevamente la cuchara y volvió a pasar por el palacio, esta vez mirando con atención todas las obras de arte que adornaban el techo y las paredes. Vio los jardines, las montañas a su alrededor, la delicadeza de las flores, el esmero con que cada obra de arte estaba colocada en su lugar. De regreso a la presencia del sabio, le relató detalladamente todo lo que había visto.

¿Pero dónde están las dos gotas de aceite que te confié?- preguntó el Sabio.

El joven miró la cuchara y se dio cuenta de que las había derramado.

Pues este es el único consejo que puedo darte- le dijo el más Sabio de los Sabios-. El secreto de la felicidad está en mirar todas las maravillas del mundo, pero sin olvidare nunca de las dos gotas de aceite en la cuchara."

El muchacho guardó silencio. Había comprendido la historia del viejo rey. A un pastor le gusta viajar, pero jamás olvida a sus ovejas.

2 comentarios:

JUANAN URKIJO dijo...

Preciosa parábola, Mehreen. No he leído El Alquimista (y eso que leo y mucho), pero me has excitado la curiosidad. Echaré un vistazo el finde, en la librería a la que habitualmente voy y quién sabe...

Un beso, estupenda.

P.S. No olvido lo prometido. Sé que me das unos días...

none dijo...

hermosa historia Mehreen... Gracias por compartirla... Y como dijo dedalus, tampoco he leído el Alquimista, pero despues de lo q escribiste, en algún momento pienso hacerlo... jeje...

Un abrazo grande