Quizás el secreto esté en afrontar la vida con la mirada de un niño..
Doce uvas, doce pensamientos que van hacia las personas que han dejado algo de sí mismos en mí, doce deseos para un Año Nuevo que comienza.. que es como abrir un regalo, pero esta vez el regalo es flexible, puede cambiar dependiendo en gran parte de lo que cada cual decida hacer con él.
Se va un año que recordaré siempre por muchos motivos.
Decidir mi futuro al pulsar "intro" en aquel ordenador, jamás olvidaré esa sensación.
Estrellas de piel morena que me enseñaron a romper fronteras.. aún me dura su calor.
Días de playa, juegos, complicidad y risas. Lunes al sol.
Noches en vela atendiendo urgencias, hay miradas que hacen que todo valga la pena.
Personas que cuando comí las uvas el año pasado ni siquiera imaginaba que pudiera llegar a conocer.
Viajes que liberan el alma.
Canciones que cobran vida, evocando el recuerdo de rostros, y voces..
Libros que me llevaron lejos, derribando prejuicios.
Palabras que me llenaron el corazón de lágrimas, enseñándome que conseguir una meta requiere caer muchas veces en el camino.. y volver a levantarse.
Sorprendentes y dulces coincidencias.. cada vez dudo más del azar.
Por todo ello y por esos miles de instantes que hoy llenan mi alma, doy gracias a Dios, y tomaré esa última uva con la inmensa alegría de saberme viva y con un Año Nuevo por delante lleno de oportunidades para ser valiente y seguir el camino que mi corazón, y sólo él, me trace.
Feliz 2009 a tí que me lees, que dejas tus comentarios o tal vez me visitas silenciosamente... y a todos los que no leerán estas líneas pero que con sus sonrisas diarias, consejos, gestos de cariño, palabras, mails, hacen que me pierda en mi viaje, que salga del camino previsto, improvise y me sorprenda a cada instante descubriendo las pequeñas cosas que nos guarda la vida. Porque así son los mejores viajes, y así se encuentran las estrellas más bellas...